Banca Pública y otros sistemas financieros alternativos a la crisis

VI Seminario de Economía Crítica. Universidad de Málaga. Espero que lo disfruten.

Palestina: ¿Nuevo paso o más populismo?

Palestina pasa a ser “Estado observador” en la Organización de las Naciones Unidas. Por una mayoría aplastante - 138 votos a favor y sólo 9 votos en contra - el pueblo palestino será, en base a lo que los medios de información nos muestran, un pueblo con ciertos derechos y deberes ante el resto de estados miembros. La Sociedad, en un día como hoy, se siente mejor consigo misma y, a priori, este es un gran paso que acerca al pueblo palestino a la paz con Israel. Si bien, estos trazos son las ideas fundamentales que, de un modo un tanto naif, muchos tienen en la cabeza, la realidad va más allá de ver cómo Mahmoud Abbas y Ban-ki Moon se dan un apretón de manos. ¿Sabemos qué conlleva eso de ser “estado observador”? ¿Realmente esto hace que Palestina tengo el reconocimiento que se merece? Analicemos en primera instancia qué quiere decir esto de “estado observador”.

Consecuencias de convertirse en estado observador:

  • Hasta ahora Palestina estaba considerada como “Entidad”. Ahora, el título da un salto y pasa a denominarse “Estado”. Bajo este estatus, Palestina puede asistir a todas las Asambleas. Anterior a esto sólo podía asistir a aquellas sesiones en las que era invitada.
  • Sin embargo, su asistencia en calidad de Estado observador no le da potestad para votar, por lo que las decisiones las seguirán tomando los mismos de siempre - entre los que se encuentra Israel, por supuesto.
  • Con este primer paso, el siguiente es pedir el ingreso en otros estatutos de la ONU, como UNICEF, UNESCO o la FAO.
  • Hay, por el contrario, órganos esenciales en los que no tiene derecho a intervenir bajo ningún concepto. Estos son el Consejo de Seguridad o el Consejo Económico Social. Se hace cómico ver como en dos campos en los que el pueblo palestino está directamente relacionado, Palestina seguirá viendo cómo otros, entre los que se encuentran sus “colonos” y enemigos sionistas, decidirán en pos de su propio beneficio y en contra de los de la sociedad civil palestina.
  • El punto clave de los nuevos cambios del Estado es el poder adherirse a la legislación de la Convención de Ginebra o el Estatuto de Roma. En otras palabras, Palestina podrá denunciar a Israel, dado el caso, ante el resto de los Países miembro, y podrá defenderse más allá de las bombas de los presuntos ataques contra civiles, o de la violación de derechos humanos.
  • Aún así, más allá de las presiones políticas y comerciales que Israel ejerza contra el resto de países dada una denuncia oficial, el hecho de que Palestina se adhiera a estatutos que Israel no reconoce, crea una extrema ambigüedad, por la cual no sabemos si las Cortes Internacionales serían hábiles para practicar su legislación bajo dichas circunstancias.
Dejando a un lado las consecuencias teóricas, también debemos tener en cuenta otras realidades, como las económicas, financieras y comerciales. Cierto es que a nivel político-moral, el 95% de los países se muestran, aún con voz débil y sin muchas agallas, a favor de Palestina. Pero también es cierto que el otro 5% lo conforman países potenciales como Estados Unidos o Canadá, que crean junto al propio Israel un entramado intracomercial sólido y competitivo. Más allá de eso, se une la cruda realidad, por la que muchos de esos países que hoy votan a favor de Palestina, sustentan a Israel bajo importaciones, y ayudando a que su PIB crezca notablemente.
Parece que todo esto puede resultar un simple caramelo que se le regala a un niño para que se calle. A nadie, por muy ético que sea lo contrario, le interesa que Israel desaparezca. Y en aquel territorio, no hay tierras fértiles para ambos. No obstante, también es justo decir que, aún con intereses de por medio, es bueno que haya sucedido esto, porque hace dos días, a nivel político, Palestina tenía menos que hoy. Por muy pequeño que sea, sí que es un paso. El problema radica en que muchos piensan que es un salto a la Luna, cuando no es más que un paso de ratón. Tendremos que dejar que pasen los días, o los meses, para ver cuándo los misiles vuelven a cruzar las forzadas fronteras, porque mis ahora inmediatios vaticinios - y ojalá equívocos - auguran que en el próximo enfrentamiento, incluso el más a corto plazo, Palestina no podrá hacer nada nuevo por defenderse, pues eso mismo dirá Israel: “Nos hemos defendido de los ataques de Hamás. Ha sido en defensa propia.”
Mientras yo, como ya he dicho otras veces, reconozco a Palestina como Estado de derecho sobre las tierras que le fueron arrebatadas.

Un grito revolucionado

Cuando se cumple 81 años del día en el que se proclamó la II República de España, curiosamente llega el Rey, y se pone a matar elefantes. Es curioso, sí, pero también demagógico, y oportunista. En todos los medios y redes sociales, se escucha un grito a favor del estado republicano, todo el mundo está en contra de la monarquía, que lleva meses - según cuentan - echándose piedras sobre su propio tejado. Dinero público, alzamiento de bienes, prevalicación, y también ética y moral. Asuntos así de turbios merodean por los jardines de Palacio, últimamente. ¿Qué ocurría antes, o qué va a ocurrir a partir de ahora?

El hecho que en cierto modo me preocupa es el siguiente: ¿realmente la población española quiere una república o es simple ímpetu movido por la sangre caliente? Porque si algo, en general, nos caracteriza, es lo que yo llamo “síndrome de la oveja merina”. Esto es, sin más, el dejarse llevar por las circunstancias y virar cual veleta al viento.

Me preocupa en cierto modo este malestar general, no por quien realmente esté molesto, o indignado con una monarquía que lastramos desde hace más de 50 años (contando desde que Juan Carlos fue “entrenado” por Franco), sino por algún grupo que sea de mucho hablar y poco hacer. ¿Nadie recuerda ya el tan sonado Juancarlismo? Porque antes nadie se atrevía a proclamarse monárquico, sino eso. Ahora lo que muchos no se atreven es a apoyar a los Borbones del siglo XX y XXI, no por convicción sino porque “no está bien visto”. Y lo dice una republicana, no para apoyar la monarquía sino para gritar y decir “¡vamos! ¡Si realmente queremos, demos el paso!”. Esto no es cuestión de una revolución armada, que es lo que muchos asocian al nombrar revolución. Nuestra revolución puede ser, y es, una revolución popular, cultural, judicial. Incluso más allá, esto debería ser una revolución de amor, de ese amor por lo justo y necesario, por un mundo en el que decidamos lo que queremos, y no nos lo impongan a la fuerza.

Este es uno de los pocos países en los que está estereotipado: si eres republicano, eres rojo. Y no es así. En una república simplemente se elige al jefe del Estado por la vía democrática, suponiendo que éste sea más conservador o más liberal, siempre en base a lo que decida el pueblo. Esa banal idea habría que desecharla cuanto antes, porque ya es absurda después de tantos años.

No es que me haya vuelto loca, y ahora pretenda escribir a favor de la monarquía. No voy por ahí. Escribo, o al menos lo intento, a favor del convencimiento final sobre hacia dónde vamos, hacia dónde podríamos ir. Y qué bonito sería si el pueblo nacional realmente sí quisiera todo esto, y no fueran palabrerías. Porque yo sí apuesto por una república democrática, que funcionaría para todos los hombres sin importar su ideología, género, condición o religión.

¿Qué ha pasado aquí?

Volvimos a dar el cambiazo. No nos gustaba la política económica y dijimos “¡Ea! Es momento de cambiar las cosas”. Y en la televisión vimos cómo los indignados salimos a la calle, en busca de un cambio de sistema. Nos concentramos, nos dedicamos a alzar la voz, y a sentirnos más valientes que los de aquel Mayo del 68. Llenamos las calles, recorrimos el país de punta a punta, y esto parecía la continuación de lo que comenzó en la plaza Tahrir, personaje de la “primavera árabe”. “Esto ya marcha”, dijimos, pero al llegar a las urnas, la Península de lleno de azul.

Bueno, aún quedaba mucho camino. Continuamos, hicimos asambleas, ¡éramos muchos!  Y en Octubre creamos otra fecha parecida a aquella que nos dio nombre. Éramos jóvenes – y no tan jóvenes – con una estabilidad económica precaria, en una sociedad opaca y con un futuro gris. Junto a nosotros, el resto de la sociedad de generaciones anteriores, que ya en su momento comenzaron la lucha. Y nadie nos podía parar, de nuevo… pero las urnas aparecieron de nuevo, y la gaviota nos lleno las “palestinas” y las pancartas de mierda, de mucha mierda…

¿Qué ha pasado aquí? ¿A qué se debe que, si parecía que el Movimiento era cuasi-unánime, tras unas Elecciones haya una mayoría absoluta conservadora y neoliberal? Hay un poco de todo, y mucho que aún no llega a nada, pero si hay dos conclusiones evidentes.

Por un lado, ya sabéis el refrán: en el país de los ciegos, el tuerto es el rey. No es que esté llamando tuerto a nadie en concreto, pero sí que estoy llamando ciegos a una gran mayoría. ¿A quiénes? A esos españolitos medios, que no ejercen el voto con autonomía ideológica, sino a cabezazos, básicamente. Y volviendo al silogismo de los tuertos y los ciegos, tuertos somos muchos sí, pero es que ciegos hay muchos más. Hay quienes creen en un cambio de sistema, y somos muchos, ¿pero acaso España no se ve enorme al lado de Luxemburgo? ¿Y qué es esa diminuta Península Ibérica si la comparamos con Rusia? Los números sólo son números pero, mayores o menores según con qué lo compares. Como clones, los españolitos medios, de barrio, humildes u opulentos, sin izquierda ni derecha, llegan a nuestra misma conclusión: ¡Oh Dios mío! ¡El paro! ¡Mi dinero! ¡La prima esa de riesgo! Pero sin más datos, ni búsquedas de soluciones. Simplemente, si uno lo hace mal, el otro es la salvación. Así muchos dieron el giro hace 7 años, y ahora votan a quienes votan por la misma razón. Pasan del rojo al azul y del azul al rojo como quien cruza la acera, y sin más datos que los de “tú eres un niño muy malo, y el otro ahora es mucho más bueno que tú”. Lo que no ven es que, quizás, eso que están eligiendo ahora no van a solucionar lo que quieren solucionar. Harán lo mismo – en este caso, desde mi criterio, aún peor si cabe, y cómo no, más radical – y habrá que dejar pasar los días para que se quejen de nuevo.

Quizás otra razón, de la que no voy a generalizar pero que seguro que hay, es la razón oportunista. ¿Qué quiero decir con ello? Que hay mucho adicto a la moda. ¿Está de moda indignarse? ¡Pues nos indignamos! Y crean bulto, pero no aportan seso. Está muy bien quedar para echar un vistazo por Sol, y tocar la guitarra, pero luego utilizamos el voto para eso mismo, para que sea “útil”. Como decía mi abuela, de todo hay en la viña del Señor, y en esta viña contra el sistema, también hay hierba en mal lugar, o en el lugar equivocado.

Disculpen los que hasta ahora piensen que sólo estoy criticando sin aportar nada. ¡Aún no había llegado! No es propio de mi el amedrentarse al dar su opinión, y por eso estaba sectorizando a quienes hacen que España sea diferente. Porque yo creo que el Movimiento, o mejor dicho, creo en lo que significa, y en lo que busca. Yo me he manifestado, y creo que hay que cambiar el sistema. Pero cambiarlo y cortarlo de raíz. El sistema no es este en el que nos movemos desde dentro. No hablo de este sistema de mercados, del dominio de los opulentos. No hablo de optar por un gobierno que lo que va a hacer es coger la tijera donde menos debe. No a aquellos que van a dejar las políticas sociales, la educación y la sanidad igual que en los Estados Unidos. Ni mucho menos que la subida de impuestos sea descendente, y no ascendente, para que las grandes fortunas sigan con el bolsillo calentito. Y no a los que permitirán que sean otros los que tomen las riendas del país como si fuéramos  el objeto con el que hacer la buena acción del año. Que la crisis la paguen los que la originaron, y no sus víctimas. Que haya más Tobin; que desaparezca ese tal Hont. Y que no se atente contra el Estado del  Bienestar.

Pero esto no se puede hacer. No mientras la población permanezca ciega. Mientras ya no sólo exista el neoliberal lógico que lucha por sus propios intereses, sino también el obrero de derechas. Y también, por qué no, mientras el Movimiento no de un nuevo paso, y no se quede en el mero rumor de una plaza, en la burbuja del grito y no en la explosión hacia el pacto social y el dominio de la palabra con otros sectores – ya sea el sindical como el propio político.

Un títere llamado Media

Al fin llegas a casa después de un duro día. Quitándote los zapatos y todas las prendas más molestas casi en mitad del pasillo, vas a la cocina y abres la despensa. No hay mucho, pero pillas lo primero que se te planta frente a tus ojos. ¿Pepinillos en vinagre? ¿Patatas? ¿Frutos secos? ¡Qué más da! Cualquier cosa para adornar tu momento más sedentario e inútil del día. Y entonces llegas al salón y te desplomas en el sofá. A tientas, rebuscas entre los cojines para al fin encontrar el mando a distancia; enciendes; esperas a que la pantalla se ilumine… y ¡zas! Ya estás atrapado.

Tienes dos opciones, pero claro, me vas a decir que la de ver novelas o sentirte inmerso en la vida de los famosillos no es la que escoges. Tú eres más de ver las noticias, porque los programas líderes de audiencia es por otros y no por tí, minoría interesada por temas más serios. En fin, lo típico, y algo que no voy a discutir contigo ahora, porque no es el caso (pero ¡ay! ¡Que a mi no me engañas, criatura!). Llegamos entonces a la idea de que ves las noticias… ¿es que no ves que casi es mejor ver los programas del corazón?

Claro, si nos ceñimos a lo que los medios no meten en la cabeza, el mundo va muy, muy mal. Mejor dicho, el que va fatal es el mundo oriental. Occidente es la leche, claro. Y mira si es la leche, que con calzoncillos por encima de las medias está salvando a Oriente de sus peleas de recreo. Estos críos… Pero tranquilos, que con la ayuda de EurUSA, quitaremos a los dictadores - antes amigos - del mapa y haremos de todo Oriente Medio más que cuando Iraq. ¡Qué buenos somos! Eso sí, a ver si Siria para ya de liarla en todos sitios y a ver si Bahr… ah no, calla, ya no se habla de otros Estados. Sólo de los que interesan.

¡Oh! Ahora sale Grecia… si es que tenéis que aprender a controlaros, no podéis gastar en dinero en caprichitos. El malgasto público, la sanidad…. bueno, pero Europa está ahí, apoyando como siempre. La solución está en inyectar dinero a los bancos, y punto. No es que no funcione la cosa, sino que Grecia sigue a lo suyo y continúa malgastando. Cuando la echen a patadas de la Unión Europea, que nadie diga que fue víctima, ¡es que ella estaba provocando!

La economía, cómo no, va fatal. Qué maaaaal… qué maaaaal… todos hablamos y comentamos sobre la prima de riesgo, que si la bolsa baja, que si todo es culpa del gobierno… ¡malos, malos y malos! Desde luego, allá afuera,cruzando los Pirineos, sí que lo hacen bien. Deberíamos fijarnos un poquito más en ellos.  Ais…

Por cierto ¿15M? ¿Qué era eso? Ah sí, ya debe de haber pasado de largo porque no dan noticias de nada así… curioso.

Desde luego, las noticias son deprimentes. Lo mires por donde lo mires, todo va muy mal… ¡hombre! Al menos, ya ha salido del hospital el torero ese que, nah, se tomó algo para la digestión y mató a alguien al volante, dicen… ¡torero! ¡Campeón!

Leyendo

Hace 10 minutos he decidido releer una gran obra: “Historia de la Economía” de John Kenneth Galbraith. Y nada más llegar a la página 14, ya comienzan las delicias capciosas:

“Si el conocimiento económico fuera impecable, el sistema económico vigente en el mundo no socialista no podría sobrevivir. Si alguien pudiera saber con precisión y certeza qué había de suceder con los salarios, los tipos de interés, los precios de los bienes, el desempeño de diferentes empresas e industrias y los precios de los valores y títulos, se trataría de una persona privilegiada que no tendría ningún interés  en transmitir o vender su información al prójimo, sino que la utilizaría en su propio beneficio. En un mundo de incertidumbre, su monopolio de la certeza sería supremamente rentable. Pronto estaría en posesión de todos los bienes intercambiables, mientras que cuantos se vieran enfrentados a semejante conocimiento tendrían que sucumbir. Dios nos guarde de que alguien tan bien dotado fuera socialista

Lo siento, inconformistas. Tengo que seguir leyendo.

La leche que derramó la economía

¿Quién no ha oído, o dicho alguna vez, eso de “pero si Europa tira litros y litros de leche porque a la economía no le interesa dársela a los países pobres”? La mayoría de la población mundial vive bajo la certeza plena de que el llamado Tercer Mundo existe gracias a los intereses del Primer Mundo, y derivado de esto, con la convicción de que no hacemos nada. No sería un acto honesto el contar ahora “milongas” sobre la revelación de una verdad escondida que nadie conoce, porque todos somos conscientes de la disparidad entre unos países u otros.

La revelación llega, y no como una revelación divina sino como una realidad obvia que muchos ocultan, cuando alguien modifica al culpable de esa leche derramada en vertederos. ¿Es la economía la culpable de litros y litros de néctar vacuno? Dios me libre de afirmar tal blasfemia. No es la economía, sino el modelo económico, puntualizando esto con el mayor énfasis que pueda dar.

Volviendo a este único ejemplo que forma parte de otros muchos hechos hipócritas de nuestro entorno, si los países más ricos desperdician recursos, bienes y servicios, es porque el remanente con el que podrían equilibrar las necesidades de los países más pobres desestabilizaría el comercio injusto entre aduanas, y con ello, las arcas serían menos ricas al existir un baremo distinto.  Este hecho es obvio, ¿pero de qué deriva esto? ¿De cualquier tipo de modelo? Para nada; las razones de estos intereses derivan del coste-beneficio, de las políticas monetarias actuales (las que han liderado los siglos XX y XXI) y de todo lo que engloba el capitalismo moderno.

Pero las cosas no son drásticas, como las hacemos ver. Siempre se dice que donde estamos estamos bien, y que los países con otros modelos económicos son pobres, autárquicos o locos. Mentira. Existen más modelos de los que nos creemos. Los modelos socialistas y/o comunistas van en un baremo más amplio del cliché con los que se marcan. Las políticas más plurales y solidarias, incluso políticas anteriores a los que la Revolución Industrial dio pie. ¿Quién conoce la economía islámica? ¿Y la bioeconomía? ¿Qué hay del decrecimiento económico? Como siempre, modelos alternativos que no se dan a conocer dentro de las aulas, porque no interesan. Podría seguir numerando, pero sólo puse algunos ejemplos que podrían buscar soluciones a la usura y la avaricia del hombre capitalista, y que también son economía.

Por todo esto, la economía puede ser la causante de la desigualdad a escala mundial, pero también puede conocerse economía como sinónimo de esperanza y justicia. No todos los economistas son aquellos que buscan marginalizar el el coste con el mayor beneficio, sino que hay economistas y pensadores que usan las herramientas para encontrar respuestas, buscar un mundo más justo y ser mejores personas con mejores sociedades.

Una vez más, volvemos a la infame creencia de que economía es una (¿grande y libre?), que no hay más modelos porque “el del siglo XXI es el único que ha triunfado” y no vemos que es en este, nuestro siglo XXI, cuando debemos abrir los ojos hacia las alternativas que nos saquen de un modelo gris y dispar.

Reuniones sin sentido

(Nota previa: Debo disculparme por mi ausencia reciente. El trabajo, junto con los estudios, me han tenido saturada de tiempo libre. Espero que ahora, que llega el descanso veraniego, pueda mantener esto más vivo, como la vida misma se merece).

Es curioso ver cómo en estos días, todo el mundo se reune para solucionar los problemas económicos del mundo. El G8, el club Bildergberg, el G9, el G20 (¡todos los G que queramos inventar!)… todos ellos, para solucionar la crisis, el hambre y la sed de justicia. Todos, para hacer un gran “paripé” tras el que se esconde el núcleo de la creación del problema.

Los magnates del oligopolio mundial hacen ver que están preocupados, y que luchan por reformar y reformar, una y otra vez, en pos de la población mundial, y de sus puestos de trabajo. Mentira. Sucia mentira. Lo único que hacen es mover lo mismo que mueven los escarabajos, para hacer la pelota más grande. Sus decisiones sólo benefician a la patronal, al despido improcedente y sí, potencian el empleo pero… ¿nadie se da cuenta que con la rotación lo único que se hace es engordar las estadísticas?

Cómo no, también está el conflicto…. EL CONFLICTO. Todo el mundo sabe que nos referimos a Israel y Palestina. Y claro está, todos los que se reúnen están muy lamentados y consternados por lo último que ha pasado (siempre por lo último, dejando atrás todo lo demás, el día a día). ¿Pero dónde está la condena radical? ¿Dónde quedan las medidas, aquellas que también deberían ser, a estas alturas de la película, radicales? Ah sí, ya sabemos dónde se quedan: se quedan en los contratos firmados con El país sionista; se quedan en los intereses capitalistas. Y mientras se reúnen, el pueblo palestino muere con el dedo índice en álto, y las balas en el pecho.

También hay que reunirse para esconder a Grecia bajo una manta. ¡Menuda panda de descerebrados, que han llevado su país a la ruina y ahora se manifiestan con violencia! ¿Quién los ha llevado a esa situación, si no es la presión de los otros países, el arrastre de una divisa a la que no pueden hacer frente por culpa de la desigualdad de la Unión? Pero mientras, se siguen reuniendo, y en vez de querer aportar un grano de arena, sólo se dedican a decir que hay que inyectar fondos a las islas… pero también a decir que hay que eliminarlos porque son un lastre pesado. Tiempo al tiempo, que ya están diciendo lo mismo de nosotros, los españolitos…

Hablando de españolitos… nosotros también nos reunimos. Nos reunimos para tratar cosas tan primordiales y de gran transcendencia como el hijab y el burka. Nos reunimos, como siempre, para saber priorizar y jerarquizar en orden de importancia. Porque claro, todas están oprimidas (que nadie dice que no las haya, que a ver si nos enteramos que hijos de (censored) los hay en todos los países, etnias, religiones y condiciones… y muchos por desgracia, ¡muchísimos!) Tenemos una reforma laboral injusta,

¿Mantener el Gasto Público o desatar la política fiscal? ¿Austeridad o continuidad de la liberalización? ¿Pincho de tortilla o manteca colorá? Básicamente, debates absurdos que no llegan a nada, porque al final, todo es lo mismo.

Bueno, entiendo que en este país, con eso de que hace décadas no nos podíamos reunir más de tres, ahora tengamos demasiadas ansias, pero los demás no tenían ese bloqueo, ¿no? En fin, como dice Serrano, ya nadie canta Al Vent, pero tampoco es que hagan caso a los que aún lo cantan…

Padre nuestro, de todos nosotros…

Padre nuestro, de todos nosotros.

De los pobres, de los sin techo,

de los marginados y los desprotegidos,

de los desheredados y de los dueños de la miseria,

de los que te siguen, y de los que en tí ya no creemos…

Baja de los cielos, pues aquí está el infierno.

Baja de tu Trono, pues aquí hay guerras, hambre, injusticias.

No hace falta que seas uno y trino;

con uno solo que tenga ganas de ayudar, nos bastaría.

¿Cuál es tu reino? ¿El Vaticano? ¿La banca? ¿La alta política?

Nuestro reino es Nigeria, Etiopía, Colombia, Hiroshima…

El pan nuestro de cada día son las violaciones, la violencia de género,

la pederastia, las dictaduras, el cambio climático.

En la tentación caigo a diario. No hay mañana en la que no esté tentado

de cread a un Dios humilde, justo.

Un Dios que esté en la tierra, en los valles, en los ríos.

Un Dios que viva la llucia, que viaje a través del tiempo,

y acaricie nuestra alma.

Un Dios de los tristes, de los homosexuales.

Un Dios más humano.

Un Dios que no castigue; que enseñe.

Un Dios que no amenace; que proteja.

Que si me caigo, me levante; que si me pierdo, me tienda su mano.

Un Dios que si yerro, no me culpe, y que si dudo me entienda

pues para eso me dotó de inteligencia, para dudar de todo.

Esto es un fragmento de “La cantata del Diablo”, canción del grupo madrileño Mago de Oz que al final de la pieza reza estas palabras. Y yo personalmente no le dedico tales críticas a Dios, como ser inmaterial y omnipotente. No se lo dedico a la fé de quienes creen y a quienes respeto si sus creencias son de buena intención. No se lo dedico a los que llevan sus creencias con humildad, privacidad y sentido común. Tampoco se lo dedico a quienes creen en Dios de un modo lógico, ajenos a lo material. Esto, va dedicado al Dios del Vaticano. A Dios manipulado por y para el lucro de la mayor empresa a nivel mundial: la Iglesia Católica.

Una empresa que desde sus inicios, y a golpe de fusta y penitencia de silicio, han expendido la hipocresía, el pecado del mundo, la desvirtuación, el colonialismo y la desigualdad… la sangre que ahora critican de otras religiones. Aquellos que en vez de evangelizar, han hecho de muchos, incluída yo, alejarnos del opio del pueblo que en numerosas ocasiones mansa a los desprotegidos y da esperanza a al humanidad desde el comienzo de la Existencia.

Jesús, profeta del bien y del socialismo, aquel que según cuentan no ostentaba riquezas, es ahora la razón y excusa de la acumulación onerosa del clero. Encabeza a una organización mafiosa, que nos quiere dominar y controlar con la ley de “haz lo que yo te diga y no lo que yo haga”. Y es muy triste, además, que últimamente en los medios de comunicación salgan a la luz temas que todos conocemos de buena tinta, y en vez de disculparse sigan azotándonos con su cinismo.

Muchos creen que todo “rojo” es ateo, si bien lo he sido gracias a ellos, a los culpables de mal en la Tierra, a los primeros capitalistas. Pero yo creo en Dios, no en el Dios que esas primeras palabras citadas critica, sino en el Dios que desean. El que debería tener la Iglesia. El que verdaderamente hacía del mundo un mundo más social, plural, solidario, cooperativista y bueno. Creo en el Dios de otras religiones que según el Vaticano no son reales, pero que realmente predican una verdad más humana. Y en el Dios que no es manipulable, porque bien cabe decir que al final, humanos interesados los hay de uno a otro confín del planeta, y que la hipocresía se levanta en todos los estamentos religiosos. Creo en la esperanza por ser buenas personas, en la utopía hecha una realidad bajo una mano invisible, pero solidaria.

Y por ello, le pido ese, mi Dios, y no el de otros muchos, que tenga misericordia de la Iglesia como organización material, porque verdaderamente no sabe lo que hace…

Hijab: rebeldía, convicción e intransigencia

La economía en Arabia fue una revolución que hoy en día se sigue considerando, más allá de sus fundamentos religiosos, como una alternativa a la economía ortodoxa. El sistema económico sin intereses, y donde “el dinero no compra al dinero” (sistema del cuál hablaremos en el próximos artículos), da una pluraridad y una visión más solidaria y fraterna al vil capitalismo, aquel que como una pescadilla que se muerde la cola, crea egoísmo y es producto del mismo egoísmo. ¿Y sabeis quiénes fueron grandes pensadoras economistas? Mujeres musulmanas cercanas al profeta Muhammad, el hombre que, según la religión islámica, fue el último de los profetas de Dios y revolucionó, más allá de las creencias religiosas, las bases sociales hasta entonces conocidas.

Como sociedad, gran conocida por sus avances en ciencia y tecnología de la edad antigua, también dió pinceladas revolucionarias en la economía. Pero hoy no vamos a centrarnos en esto, sino en que es gracias al mundo occidental, y es cierto que junto a muchos de los propios musulmanes que hay corrompido las bases reales de sus creencias y modo de ver el mundo, los que han cavado un hoyo para el grupo de la verdadera comunidad de creyentes que, en el ámbito externo, llevan un modo de vida solidario y más cercano a los ideales de izquierdas, de socialismo e igualdad, que muchos occidentales aceptamos como lógicos y verdaderos. Nos centraremos pues en un subsector de este grupo humano: la mujer. Y con ello, en su símbolo más característico y a la vez más odiado: el hijab.

¿Sabeis qué hay detrás de un velo islámico? Hay más que un pelo recogido y oculto. Hay sentimientos, convicciones, y en aquellas mujeres que viven en países occidentales, también hay un ápice de rebeldía. Y eso me gusta, y mucho. Porque vivir en un país de occidente y llevar velo, es enfrentarse a las miradas de la gente, aún creyente de que “los moros son los que entraron en la Guerra Civil de la mano de Franco y cortaron cabezas” o que “son esas mujeres unas oprimidas por su sociedad”.

Cierto es que dentro de la sociedad de mujeres hijabis, hay un sector hipócritas, pero no como causa de esos hijabs sino resultado de que el Ser Humano es una infección que se expande por todas partes, y que también lo hace en la comunidad islámica, produciendo junto con las bacterias externas a ella la malinformación y el desbordamiento del verdadero significado del Islam. Aún así, hay grandes mujeres que llevan sus creencias e ideales con coherencia y fundamento, y que muchas de ellas saben el por qué llevan su pañuelo y están convencidas de llevarlo, como parte de sus principios. No obstante, muchas otras mujeres no llevan el pañuelo, pero no son ni mejores ni peores, simplemente llevan también en consecuencia sus razones y su escalón se basa en bases que aún no han alcanzado tal estatus. De un modo u otro, hablamos ahora de aquellas que sí lo llevan, y que por tanto añaden la carga de los comentarios de la sociedad.

¿Cuáles son esos comentarios? Innumerables…

Vienen aquí y nos imponen sus reglas“. Cuando nosotros vamos “allí” nadie nos obliga a llevar el hijab (Nota: Cierto es, para el que reclame lo que acabo de decir, que hay países en los que recomiendan llevar el velo al ser de profesión islámica, pero recordemos que este no es un país de confesión católica, sino aconfesional) en la mayoría de países musulmanes. De hecho, referenciemos a los países del Maghreb, Pakistan o Egipto, por ejemplo. Sin embargo, somos nosotros, occidentales, los que prohibimos su uso en juicios, centros educativos, etc. ¿Quién impone a quién?

Están oprimidas“. Nadie decide por nadie el llevar el pañuelo. Sólo una misma decide llevarlo y por qué llevarlo. Según la religión musulmana, no es una decisión de ningún humano excepto de Dios, y por ello, cada mujer tiene un designio respecto a llevarlo o no, en base a sentir o no esa llamada. La mujer en el Islam es libre, e incluso tiene derechos iguales a los hombres mucho antes que la mujer que los alcanzó en la sociedad occidental.Somos nosotros los que, pretendiendo liberarlas de un mal que nadie ve más que nosotros, las oprimimos más y más.

Europa, centro de la violencia mental que las barreras están creando, se une a la lucha contra el distinto e inferior. Y gracias a ello, muchas de esas mujeres, que tienen en su vida privada una confesión de la cual son libres de tener, se enfrentan a su Goliath de intransigencia por los pasillos de las universidades, centros de trabajo, etc.

Apuesto a que, de haber conocido un poco más sobre el tema, Luxemburgo hubiera dicho algo al respecto.